28 noviembre 2006

La distancia de los corazones.

Extraído de Juntos pero no atados (Ed. Amat), de Jaime Soler y M. Mercè Conangla

Un día, Meher Baba preguntó a sus mandalíes:
- ¿Por qué las personas se gritan cuando están enojadas?
Los hombres pensaron durante unos momentos.
- Porque pierden la calma- dijo uno-, por eso se gritan.
- Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? –preguntó Baba-. ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿por qué gritas a una persona cuando estás enojado?
Los hombres dieron algunas otras respuestas, pero ninguna de ellas satisfacía al maestro Meher Baba. Finalmente, él explicó:
- Cuando dos personas están enojadas y discuten, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esta distancia, deben gritar para poder escucharse. Mientras más enojadas estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse la una a la otra a través de esa gran distancia.
Luego, Baba preguntó:
- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Pues que no se gritan, sino que se hablan suavemente, ¿por qué?... Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellas es muy pequeña.
Los discípulos lo escuchaban absortos y Meher Baba continuó:- Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? Los enamorados no hablan, sólo susurran y se acercan más en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es, observad lo cerca que están dos personas que se aman. Así pues, cuando discutáis, no dejéis que vuestros corazones se alejen, no digáis palabras que los distancien más. Llegará un día en que la distancia será tanta que ya no encontrareis el camino de regreso.

06 noviembre 2006

Carta a mi maestra

Hola seño:
Soy aquél que nunca te lleva corregir, ni te entrega la carpeta para que te lleves. Soy aquél que cuando preguntas algo, siempre se queda callado y no llama tu atención. Soy aquél que nunca entiende cuando explicas y te mira serio y después cuando hay que hacer alguna actividad no la hace. Aquél que nunca termina de copiar esos pizarrones llenos y que cuando dictas no se me entiende la letra y no me sirve de nada todo lo que copié. Soy aquél que lee lento, que cuando me haces leer en voz alta (eso sucede muy poco) sufro tanto al notar que todos se cansan y me ayudan respirando profundo.
Yo sé que no puedo igual que todos, que te gustaría que fuera diferente, lo noto en tu mirada y tus gestos. Me duele cuando pones cara de “no tiene remedio” o “qué se le va a hacer”. Sé que sientes que hay días que molesto en clase y que no sabes qué hacer, para colmo “no estoy para repetir”, como le dices a mamá. Si supieras que mi día de estudio no termina en la escuela, que al llegar a casa mamá lo primero que hace es preguntarme ansiosa cómo me fue, si terminé todo; y ahí comienzan nuevamente los problemas. Pedir carpetas, copiar todo lo que no hice en clase y hacer los deberes. Me canso mucho. A veces tengo ganas de estar enfermo o que llueva mucho para no ir a la escuela.
Seño, si pudieras darte cuenta que no puedo igual que otros, pero que puedo a mi manera. Si pudieras descubrirla, saber que me gusta leer sobre perros, que espero el diario para leer el horóscopo a mi familia, que tengo una gran imaginación, que me gusta la música y bailar, que soy muy responsable y perseverante (sino no haría la carpeta dos veces por día).
Si pudieras descubrir lo que sé sin tener que hacerme un examen, sin pensar que si tengo la carpeta completa o copié todo es que aprendí. Si pudieras darme otro tipo de actividades que me interesarán más, para que yo te pueda demostrar lo que sé.
Espero que puedas ayudarme y pueda aprender mucho, para eso voy a la escuela, si supiera y aprendiera rebien no me haría falta; como le pasa ala compañera de delante que sabe todo y se aburre tanto.
Seño, te quiero mucho, espero que esta carta exprese todas las cosas que he querido decirte y no he podido.Un abrazo.